Lo que nadie te ha dicho sobre el Alzheimer

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El Alzheimer es una condición neurodegenerativa muy difícil de sobrellevar tanto para quien la padece como para sus familiares y cuidadores, pero ¿habías pensado que también hay aspectos positivos que vale la pena celebrar?

Como todo en la vida, el Alzheimer no es puramente negativo, sino que solemos verlo de este modo, pues lo relacionamos con la pérdida de memoria progresiva y el desmejoramiento en la calidad de vida de nuestros seres queridos.

Sin embargo, hay un “lado oculto” del Alzheimer en el que rara vez nos fijamos y es la oportunidad de ofrecer a nuestros seres amados la experiencia de una vida significativa, y aprender una nueva forma de vivir el amor. 

El Alzheimer es un viaje de ida a la infancia

Las personas en las primeras etapas del Alzheimer comienzan a perder cosas, olvidan rostros que alguna vez fueron familiares y luchan por recordar acontecimientos recientes. Pronto se desarrollan otros síntomas cognitivos, incluyendo una capacidad de atención más limitada, dificultades con el lenguaje e incapacidad para pensar lógicamente.

Al final, en las últimas etapas, la gente puede perder por completo el habla y, con el tiempo, gran parte de lo que consideramos “pensamiento consciente” desaparece.

Estas son las implicaciones del Alzheimer que todos conocemos, pero también hay un lado positivo y es que, de cierta manera, nuestros seres queridos viajan de vuelta a la infancia. Por eso, las personas diagnosticadas con Alzheimer tienden a sentirse más serenas y alegres, y son capaces de “vivir el momento” con mayor espontaneidad que muchos adultos.

Aunque no se debe pensar en los pacientes de Alzheimer como niños, pues esto podría herir su dignidad y autoestima, es cierto que muchos disfrutan realizando actividades infantiles como lanzar una pelota o dibujar. De hecho, el neurólogo Barry Reisberg es reconocido por haber dividido la progresión de la enfermedad de Alzheimer en etapas equivalentes al desarrollo infantil, pero a la inversa.

Por ejemplo: las personas en la etapa 7 del Alzheimer (última etapa en la escala de Reisberg) que ya no pueden sonreír estarían en la misma etapa de desarrollo que los bebés de 8 a 16 semanas de edad. Un paciente en etapa 6 que ya no puede bañarse sin ayuda es como un niño de 4 años, y así sucesivamente.

Reisberg acuñó el término “retrogénesis” para describir este fenómeno y, años después, los estudios cerebrales descubrieron que hay una base fisiológica.

Una oportunidad para vivir el amor como nunca antes

Algo curioso y único pasa durante el Alzheimer: a medida que las personas viajan de vuelta a la infancia, sus seres queridos pueden conocer una faceta especialmente vulnerable, indefensa e inocente que tal vez había estado oculta toda la vida. 

Esto abre las puertas a una dinámica de amor completamente nueva donde los hijos pueden conectarse con el lado más tierno de sus padres y los nietos pueden disfrutar de la versión más dulce de sus abuelos.

No es fácil, ya que también hay momentos de ansiedad, ira y miedo, pero al ver a nuestros seres queridos más frágiles que nunca tenemos la posibilidad de practicar la bondad y la compasión, el compromiso y el servicio desinteresado. 

Los expertos incluso opinan que, durante el progreso de la enfermedad, aún es posible experimentar momentos de alegría, juego y complicidad, ya que es más fácil para las personas con Alzheimer reírse de los problemas. Solo debemos estar abiertos a ello y enfocarnos en el presente, agradeciendo la oportunidad de conocer otra cara de nuestros seres amados.

Referencias: 

“Can Any Good Come From Alzheimer’s?”. 2019. Disponible en: https://www.nextavenue.org/any-good-come-alzheimers/

“The Seven Stages of Alzheimer’s Disease – Dr. Reisberg”. 2017. Disponible en: https://www.aplaceathome.com/news/seven-stages-of-alzheimers/

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